Copa Libertadores

River fue humillado en Brasil y llega golpeado al Superclásico

El Millo perdió por 5 a 1 contra Fluminense. El argentino Germán Cano dio un show y metió 3 goles

La de este martes era la primera gran batalla de Copa Libertadores para este River. Para un equipo que en el ámbito local saca muchas diferencias domingo a domingo pero que necesitaba encontrar su vara en estos desafíos. Para intentar empezar a encontrar una mística copera que se había ganado en la última década.

Pues bien: River en el Maracaná contra Fluminense no se pareció en nada al que hace algunos años se plantaba en cualquier cancha de Brasil y no te dejaba tirado nunca. Fue, más bien, el reflejo de una imagen noventosa, la de esas noches en las que la pasaba mal, termina con jugadores expulsados, con la canasta llena de goles. O, en todo caso, pudo haberse visto una continuidad de las últimas versiones, las más cercanas en el tiempo, con aquel 0-3 feísimo frente a Atlético Mineiro en 2021.

¿Cuál es River? Probablemente empezaremos a saberlo a partir de ahora, o a partir de este domingo en el superclásico del Monumental. En cualquier caso, tendrá que espantar las sospechas de un equipo que el año pasado perdió absolutamente todos los partidos importantes que jugó, de esos que antes no perdía.

Lo preocupante del 1-5, además de lo comprometido que quedó en su grupo de la CL con 3/9 puntos y con una diferencia de gol tan pero tan mala, es la debilidad emocional de un equipo que había hecho un buen primer tiempo y se vino abajo de un momento a otro y que mereció perder por varios goles más.

Una fragilidad temperamental que también fue la respuesta nerviosa que llegó como mensaje desesperado desde el banco de suplentes con un cambio, el de Demichelis, que fue de los más arriesgados de la historia moderna de este club, sacando a Mammana y dejando en un partido de pierna fuerte y con un arbitraje tan localista como el de Ostojich a un amonestado González Pirez desprotegido con dos laterales a sus costados con media hora de partido por delante: todo lo que podía salir mal, salió peor.

El cóctel entre un equipo que se derrumbó anímicamente como un castillo de naipes, un árbitro que no le perdonó a Pirez lo que a Felipe Melo (el cambio de Diniz tras la roja, lógico, fue parte de la diferencia de aplomo emocional entre ambos equipos), un técnico que esta vez pareció confundir con sus variantes y un Fluminense que es por lejos el mejor equipo en lo que va de la Copa dieron como resultado la peor derrota de toda la historia de River en esta competencia, que ahora abre un interrogante grande como el Monumental para el futuro cercano. Que no sea Fulminense.

Fuente: Olé

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